Danny W. Díaz Klatt

En caso alguien no haya tenido la suerte de toparse con una de las obras de Ernest Hemingway, he aquí mi consejo: cómprese un buen vino, busque una sombra bajo un árbol y déjese llevar por el lenguaje simple y técnicamente hermoso. Olvídese del referente común que lo conducirá a "El viejo y el mar", eso estará bien para después. Primero, le aconsejo, conozca al Hemingway más real, más puro. Al Hemingway cuya juventud le permitía expresarse con mayor libertad, al Hemingway cuyo dolor era producido por heridas recién abiertas. Después podrá entender la ironía de "El viejo y el mar" como debe de ser. Para finalizar, he aquí las palabras de Donne, que Hemingway emplea en "Por quien doblan las campanas".

 

"Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti."

 

John Donne